jueves, 8 de mayo de 2008

UÑAS DE PILAS



HISTORIA NATURAL
Ensambles de José Alfredo Alegría

Por James Delgado

La afonía paradójica se vuelve contra sí en los ensambles de Alegría. Consiste en retornos disonantes a la memoria a través de la alusión. Evidentemente no es fácil aunque su espíritu así quisiera presentarse. Reside en esta obra la mezcla maquínica de excesos sobreproductivos a los cuales el artista se enfrenta. Es un mundo de construcciones, añadidos, pegados, atornillados, tuercas y figurines, cables buenos y deficientes, agotamiento del cuerpo conectado.

Asisto aquí al aparato edificado en el basurero del desperdicio. Vivimos en la impureza. La reminiscencia es puro recicle. Se elevan en el aire de la imaginación los densos elementos de un mundo que perece y nace a velocidades cada vez más altas. Hace muy poco tiempo aquellas partículas ensambladas por Alegría componían la unidad de una generación y ahora solo son partes descompuestas que en la ebriedad creativa se rearman definitivamente muertas. Franckestein cristiano, cyborg salvador, robot humano, flor eléctrica.

El cuerpo no se ve pero se siente destrozado en medio del vacío que separa cada porción. Anorexias y bulimias cruzadas por sueños de aceptación. La estética en este caso es parecida al vómito del amor abrazado por el sexo sensual de la felicidad. Uñas de pilas enterradas en las cada vez más escasas pieles de la juventud. Queremos mocedad y para ello nos acostamos con nuestros recuerdos tiernos y corrompidos. Esta es la opción de Alegría y yo la celebro porque alcanzo a soportar, por suerte, el olor de la ficción que ha remplazado la realidad.

Penetrar en estos ensambles no puede lograrse sin cierto grado de perversión “a la moda” que permita el encuentro con lo prohibido. Seguramente atrás habrá un beso y un desgarre, una quimera susurrando en la oscuridad. Siento afuera las voces de la cotidianidad y nuestro tiempo acabándose en este escondite de deseos asociales. Veo nuestros maquillajes estropeados por la humedad y el olor transformándose en perfume. La música substituye nuestros pensamientos, el baile nuestras personalidades y mariposas nuestros cuerpos. Si se llegaran a abrir estas puertas que nos ocultan saldrían millones de plumas agitadas.

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