viernes, 9 de mayo de 2008

ESPERO QUE HILES EL VIENTO EN LA AGUJA DE TU LIBERTAD


NO PIERDAS TU TIEMPO, CONSUME CONOCIMIENTO
Acción plástica de La Cuyana

Por James Delgado

El tiempo son lágrimas y las lágrimas son lo más cercano a la piel. Nada está absolutamente separado pero nos las arreglamos para estar solos. Que nadie se incomode. Cruzando por los pasillos obligados del destino hay voces y deberíamos unirnos a ellas. Más allá es acá grita desde el sigilo la propuesta de La Cuyana.

Estoy en el llanto que un clima tropical proyecta. No quiero sonar triste o quejumbroso, o nostálgico, o enfermo, o nervioso. Uno puede también reír, abrazar, darse, pero ineludiblemente sentirá que bajo los pies no hay nada. ¿Amarrarnos? Las mujeres pueden hacerlo, el amor en todas sus variantes, aunque si nos separamos el simulacro nos reemplazará. De cualquier manera resistimos incluso la pura confusión. Deberíamos echar mano del vecino y abandonar las lejanías o mejorar los aparatos de conexión. Estoy o me estoy quedando rezagado, lo sé, por eso llamo. Nadie creerá jamás, o creer nunca será suficiente.

Amigo-amiga rebelde, el brío que dio nacimiento a nuestros padres traspasa la mirada que bebemos para olvidar y recordar. Yo no alcanzo a separarme y estoy obligado a presentarte la percepción de lo rebosado, toma, franquea el trecho entre tú y tú, canta, baila, descubre el carácter que La Cuyana insinúa. Si los ves desaparecer, retén en ti la proclama, la señal, el timbre, la atemporal necesidad. No juzgues, no te precipites. Espero que hiles el viento en la aguja de tu libertad.

Repito, no puedo apartarme. Mi voz surge en coro, la idea es transpersonal. Que bueno sería unir las discrepancias y delatar por fin el subyacente poder de lo inconmensurable, eludir la agresión incomunicable y no temer mentirnos profundamente vinculados. La embriaguez de esta canción nos ciñe con los abuelos de nuestros abuelos y los hijos de nuestros hijos. Sollozamos pero no de blandura sino ante la persistente efigie de nuestra individualidad, disfrutamos y luego brotamos, hartos, al aire.

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