DUALISMO VITAL
Pinturas de Onofre Reyes
Por James Delgado
La materia que da sustento a las imágenes de Onofre, nutren en gran medida el sentido profundo de la intención del artista. Volver una y otra vez sobre la sustancia conformadora es principalmente la entraña de estas pinturas. En tal caso, me veo enfrentado a una cercanía casi anterior, o mejor dicho, demasiado presente. El cuerpo, la carne es aquí el lugar de acontecimiento, un performance pictórico que no se desprende del cuadro.
Talvez sea esta performance en el cuadro clásico lo que puede llegar a percibirse como ocultamiento, pero en un análisis posterior dicha resistencia constituye el punto de anclaje al significado de Dualismo Vital. En otras palabras, la elasticidad que sugieren los colores aplicados en el lienzo señala en realidad la relación entre pintor y pintura. Entre Onofre y su obra existe una masa elástica que se delata en el resultado final, y la obra, contemporáneamente hablando, yace más en medio que en uno u otro.
Desplazado pues hacia el lugar verdadero donde sucede el hecho estético de Dualismo Vital, concibo posibles ejercicios para asociarme con el arte de Onofre. Por ejemplo, poner en suspenso por un momento tanto a las pinturas como al artista, y fijar la atención en las acciones que unen ambas partes compositivas. ¿Podría verse esto en las pinturas o en Onofre? Puede ser. No obstante, es esta flexibilidad envolvente entre pintura, artista y relación la que no me permite acomodarme fácilmente en solo uno de los tres. Cada uno se explica por el otro.
En consecuencia hay que afirmar que Dualismo Vital no es solo pintura. En Dualismo Vital se encuentran guiños que van y vienen de Onofre al cuadro, y de estos dos al medio entre los dos. No son solo pinturas disolutas, sino también pintor disoluto que a pesar de su performance, no desea darle relevancia sino dejarlo en la insinuación.
Desde este punto de vista no hay engaño, sencillamente la decisión o serie de decisiones por parte del artista. Queda al lector la sagacidad para ir más allá de juicios maniqueistas, y poder comprender lo que ciertamente sucede. Se trata de un pintor que pinta a pesar de que entre él y su pintura se cruza definitivamente una peripecia tan o más importante que todo lo demás. No propongo con esto que deba ser de otro modo. Es como es, y me advierte sobre la existencia de tal tipo de arte de performance disimulada.
Por James Delgado
La materia que da sustento a las imágenes de Onofre, nutren en gran medida el sentido profundo de la intención del artista. Volver una y otra vez sobre la sustancia conformadora es principalmente la entraña de estas pinturas. En tal caso, me veo enfrentado a una cercanía casi anterior, o mejor dicho, demasiado presente. El cuerpo, la carne es aquí el lugar de acontecimiento, un performance pictórico que no se desprende del cuadro.
Talvez sea esta performance en el cuadro clásico lo que puede llegar a percibirse como ocultamiento, pero en un análisis posterior dicha resistencia constituye el punto de anclaje al significado de Dualismo Vital. En otras palabras, la elasticidad que sugieren los colores aplicados en el lienzo señala en realidad la relación entre pintor y pintura. Entre Onofre y su obra existe una masa elástica que se delata en el resultado final, y la obra, contemporáneamente hablando, yace más en medio que en uno u otro.
Desplazado pues hacia el lugar verdadero donde sucede el hecho estético de Dualismo Vital, concibo posibles ejercicios para asociarme con el arte de Onofre. Por ejemplo, poner en suspenso por un momento tanto a las pinturas como al artista, y fijar la atención en las acciones que unen ambas partes compositivas. ¿Podría verse esto en las pinturas o en Onofre? Puede ser. No obstante, es esta flexibilidad envolvente entre pintura, artista y relación la que no me permite acomodarme fácilmente en solo uno de los tres. Cada uno se explica por el otro.
En consecuencia hay que afirmar que Dualismo Vital no es solo pintura. En Dualismo Vital se encuentran guiños que van y vienen de Onofre al cuadro, y de estos dos al medio entre los dos. No son solo pinturas disolutas, sino también pintor disoluto que a pesar de su performance, no desea darle relevancia sino dejarlo en la insinuación.
Desde este punto de vista no hay engaño, sencillamente la decisión o serie de decisiones por parte del artista. Queda al lector la sagacidad para ir más allá de juicios maniqueistas, y poder comprender lo que ciertamente sucede. Se trata de un pintor que pinta a pesar de que entre él y su pintura se cruza definitivamente una peripecia tan o más importante que todo lo demás. No propongo con esto que deba ser de otro modo. Es como es, y me advierte sobre la existencia de tal tipo de arte de performance disimulada.
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