domingo, 20 de julio de 2008

BRUMA



ESCULTURA "MALABARES" DEL MAESTRO ALBERTO REYES

El impacto de la Escultura MALABARES del Maestro Alberto Reyes tiene un acento que es necesario interpretar. La obra toda es borrosa y parece más una niebla, meternos en ella empieza a develar su nada particular. El tiempo es el primer elemento que aparece en este simulacro, manecillas del reloj dando vueltas, niebla y tiempo, evaporación. El proceso se repite y reclama la atención para agarrar solo lo positivo. Es el maestro meditando en la cosecha.

Suenan balas metafóricas gracias a que las figuras siempre son imágenes también de otras estampas. Por ejemplo, la palabra MALABAR refiere a destreza y esta, como búmerang, habla. No obstante, todavía somos demasiado medrosos para darnos al comentario y no quedarnos en glosas excesivamente involucionadas.

Lo impreciso de esta obra muestra, en mi opinión, la visión general de la Universidad de Caldas frente al Arte: brumosa. Es evidente que en nuestra universidad no hay claridad estética y nuestras intenciones se ven atrapadas por meros formalismos, cumplimientos, alegorías de la nube, gasificación.

Del lado del espectador la labor es festiva, del lado del artista de accesibilidad. La obra de arte como todo y con mayor razón es el lugar de la creación incluso en la lectura, e inevitablemente el autor yace en medio de lo que la exégesis descubre. El maestro Alberto Reyes, por tanto, es velo como su obra, vestido de un cuerpo que se oculta. Si MALABARES es lo que tenemos por decir en relación al Arte en la Universidad de Caldas, la conclusión entonces es que sublimamos con demasiada facilidad procesos poco reflexionados.

La pared ha sido levantada dividiendo lo que en principio estaba unido, nos perdemos en el desconcierto y debemos aprender a resistir en tal situación. Es obligatorio dar un paso al lado y poner distancia en relación con lo que está pasando con el pensamiento artístico en nuestra Universidad. (Incluyamos también en esta tónica el proyecto MEMORIA, RÍO Y PESCA de los docentes Diego Escobar, Ayda Nidia Ocampo y Sor María Bejarano. ¿Memoria? Personalmente creo que más parece un olvido, una resaca, una laguna, destilación de los recuerdos).

Como público y como protagonista afirmo lo que digo no para descalificar sino para diferenciarme. Conozco personalmente los artistas mencionados aquí y puedo dar fe de su calidad humana, sin embargo pienso. Uno de nuestros propósitos fundamentales en LA FIRMA es generar diálogo y des-dialogo como estrategia re-enegetizadora del arte en la ciudad. Por otro lado, soy yo, uno de sus integrantes, quien de manera arto subjetiva ensaya estas líneas arriesgando el silencio en pos de la composición posible. Qué tan positivo y qué tan negativo pueda ser mi ideal debe examinarse con posterioridad y poco a poco. Espero sencillamente que los símbolos arriesgadamente propuestos en estos ejercicios hermenéutico-experimentales de la obra de arte viabilicen el flujo de lo potencial.

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