miércoles, 30 de julio de 2008

EL ÚLTIMO EN LLEGAR NUNCA ES EL ÚLTIMO


PRETEXTO:
Trabajo de Grado de Alejandro Quiñonez


Fragmentos de memoria que buscan recomponerse en el encuentro. No sé por dónde dirigirme y esto se debe a que metafóricamente la puerta yace abierta tanto para entrar como para salir. Es un lugar abandonado. Contrasta con lo que se cierra y también con lo que sea abre. Es una trampa estropeada, un mecanismo propio maltratado por el mismo dueño. Alejandro Quiñonez ha renunciado a su armadura. ¿Dónde está el artista? No aquí, y ese es el punto central de la obra contemporánea, o mejor, poscontemporánea: la desaparición. La mayoría se quedan lejos (los menos verdaderos), otros tantos se acercan, y la minoría pasan al otro lado (los más verdaderos).

Pedazos de tortuga mutilados que persisten en la vida. La invitación no es solo a ingresar sino también a surgir, parecido a las obras-trampas de James Delgado (yo); se instiga a nada y esta nada es más. El engaño es necesario como bien lo sabe el brujo puesto que en el fondo todo es ilusión, degradé de verdades que nunca son absolutas en su significancia ni en su insignificancia. No obstante las razones de Alejandro son diferentes a las de James: el primero escapa, el segundo ya no está.

Quisiera en este punto empezar una nueva búsqueda poniendo como ejemplos a los artistas Paul Barrios, Diego Escobar, Vicente Matijasevic, Alejandro Quiñonez y yo mismo. Se trata de inaugurar una diferenciación necesaria entre las obras de estos cinco creadores que hasta ahora aparecen a mi subjetividad como espíritus que han ido más allá del objeto artístico. Es solo un juego personal, no hay porque temer.

Principio por relacionar conceptos claves a las obras. En el Caso de Paul la sensualidad, en el de Diego el confort, en el de Vicente el hermetismo, en el de Alejandro la fuga, en el de James la nada. ¿Pero hasta dónde? Permanezco al otro lado acompañado de mis visiones, volteo para mirar hacia atrás y veo a Vicente contra el otro lado de la pared, a Diego sentado en la sala de Paul, a Alejandro buscando la salida, y a mí hablando. Es ese momento en que no importa qué digas, no importa qué hagas todo queda bien porque uno reside conectado. ¿Alguien quiere irse? Por supuesto que no.

Cinco artistas se tumban al otro lado del espejo como el alpinista que arriba a su cumbre. ¿La muerte o la vida? ¿A qué regresar? ¿El infinito? ¿Dónde? De ahora en adelante definitivamente saldrá a relucir la técnica, el entrenamiento, las facultades, la preparación, y por supuesto, la suerte, el don, el talento. Que gane el mejor. No nos lo tomemos demasiado en serio. Yo tengo una imagen y no sé cuál tengan ustedes. Sé qué hay y sé que debemos seguir. El “límite” es un lugar que puede ser siempre diferente. ¿Alguien tiene más de lo mismo? ¿Alguien sabe dónde dejamos el secreto? No podemos hacer más excepto resistir sin resistir. Nadie quiere irse como en los real tv. Llegar aquí es haber descubierto la propia inmortalidad. La muerte y la vida ya no son temas. Retornar no es una opción. El infinito no existe si no lo nombras. Nada está en ninguna parte y sin embargo está. Todo es ilusión maravillosa, deseable. Al final nadie ganará ni perderá, no obstante es probable que alguien se moleste. ¡¡¡Defiéndete!!! Alguien nos excede, alguien nos supera, hasta que se desvanezca, como Dios.

jueves, 24 de julio de 2008

Paisaje líquido - horizonte ausente


El arte contemporáneo es una preocupación habitual en la plástica porque se mantiene presente la repetida pregunta: ¿esto es arte?, heredado de la noción duchampiana. Pero ahora, la pregunta da vuelta en relación a la creación artística contemporánea, que mantiene presente rezagos decimonónicos y se pregunta: ¿esto es arte?, lo que genera intranquilidad en aquellos que son amigos del arte actual. ¿Estos rezagos deben acompañar el arte del siglo XXI?, o bien, ¿sirven como excusa para aquellos que son miopes a las prácticas artísticas de hoy?.

Mientras los rezagos decimonónicos recurrían al uso de la objetualidad, la formalidad y el tecnicismo como principio de ornamento útil en la búsqueda de un estilo universal, el arte contemporáneo se circunscribe en las problemáticas actuales, colocando en evidencia que estos rezagos carecen de una construcción reflexiva frente a las dificultades que afronta la sociedad

Hoy, se señala la necesidad de cimentar un discurso examinador que vaya más allá de la obra artística; que busque reordenar y deconstruir nociones que aún quieren persistir de manera hegemónica en los discursos y en la puesta en escena del arte. Es importante insistir en la pluralidad y no en la singularidad de una perspectiva que no admite más que su propia mirada, minimizando lo mínimo y enalteciendo el gigantismo y la monumentalidad, que imposibilita a su vez, generar discursos que puedan llegar a colocar en marcha transferencias que promuevan el ámbito actual de diálogos político-estéticos.

Así, los términos gigantismo y monumentaidad originan expectativas en aquellos que se relacionan con el espacio urbano (urbanitas). En esta medida, una de las fortalezas de las obras que aparecen en los espacios de circulación público –privada, es la posibilidad de construcción de una ciudad que encarna atmósferas de sentimientos que permiten sacar a la luz lo soterrado de la urbe y enriquecen la percepción del sujeto transeúnte, que entra a modificar de modo sustancial su vida cotidiana en un concepto de ciudad contemporánea

DIEGO ALEXANDER ESCOBAR CORREA

Especialista en Estética

Docente Universidad de Caldas

lunes, 21 de julio de 2008

IDEAS TEMPORALES PARA PARTIR COBIJA DESPUÉS DE.





En conclusión, así estemos siempre a la mitad, Bellas Artes Manizales no debe seguir siendo el “Gran Otro” del arte en la ciudad, dicha escuela escuetamente cumple el papel que “cualquier” otro medianamente informado puede también desempeñar. El arte manizaleño necesita abrir su corazón a todo lo que le constituye y esto implica conversar. Así pues, cuando hablemos de arte, no nos refiramos al programa de la Universidad de Caldas más allá de con sencilla anotación. Empecemos a construir un discurso pertinente. Y empecemos ya.

La obra y el autor no son partes inconexas, la una señala a la otra y el hecho de que una sea buena no significa necesariamente que la otra también lo sea. Y debe serlo. Si la obra de arte sirve para algo es para entrar en el interior del artista. Si esto vale para algo es para situar en lo objetivo lo subjetivo y una vez allí, ¡¡¡ualá!!!, arte de magia.

Al final eternamente inacabados y Manizales avanza con su arte. Aunque pocos, suficientes. LA FIRMA instala aquí y ahora un otro verdadero y real que descubre de modo visionario elementos claves. Ya no es necesario adorar el pasado acríticamente. De mi parte, obra y autor son la pareja que acecho. Es mi imperativo moral. Por supuesto que es posible. Por supuesto que podemos cambiar.

Ensanchar la muerte hasta la vida envolviendo el amor y el desamor en una nueva danza, fiel de cuerpo e infiel de mente. Hay de sobra e igualmente exigimos más. La boca entra accediendo al altar. Sexo genial que diferencia la líbido del género.

¿Mmmm? Chat sin sinónimos. Jajaja. Emoticón. Agitación que conmociona la turba. Terminal para hablar y bailar, labor que sucede en el recuerdo y el deseo, desaparición del yo. Nombre impronunciable, cariñitos, rodeos, vuelta a lo sagrado. Todos están invitados, todos pueden participar pero solo desde su propio cultivo. Nadie puede dejar de ser sin haber sido. Hay que limpiar, hay que hacer a un lado algunos inconscientes superconscientes, hay que seguir, el horizonte es más amplio que una mujer, o una pared, o una casa.

LA FIRMA firma.

domingo, 20 de julio de 2008

BRUMA



ESCULTURA "MALABARES" DEL MAESTRO ALBERTO REYES

El impacto de la Escultura MALABARES del Maestro Alberto Reyes tiene un acento que es necesario interpretar. La obra toda es borrosa y parece más una niebla, meternos en ella empieza a develar su nada particular. El tiempo es el primer elemento que aparece en este simulacro, manecillas del reloj dando vueltas, niebla y tiempo, evaporación. El proceso se repite y reclama la atención para agarrar solo lo positivo. Es el maestro meditando en la cosecha.

Suenan balas metafóricas gracias a que las figuras siempre son imágenes también de otras estampas. Por ejemplo, la palabra MALABAR refiere a destreza y esta, como búmerang, habla. No obstante, todavía somos demasiado medrosos para darnos al comentario y no quedarnos en glosas excesivamente involucionadas.

Lo impreciso de esta obra muestra, en mi opinión, la visión general de la Universidad de Caldas frente al Arte: brumosa. Es evidente que en nuestra universidad no hay claridad estética y nuestras intenciones se ven atrapadas por meros formalismos, cumplimientos, alegorías de la nube, gasificación.

Del lado del espectador la labor es festiva, del lado del artista de accesibilidad. La obra de arte como todo y con mayor razón es el lugar de la creación incluso en la lectura, e inevitablemente el autor yace en medio de lo que la exégesis descubre. El maestro Alberto Reyes, por tanto, es velo como su obra, vestido de un cuerpo que se oculta. Si MALABARES es lo que tenemos por decir en relación al Arte en la Universidad de Caldas, la conclusión entonces es que sublimamos con demasiada facilidad procesos poco reflexionados.

La pared ha sido levantada dividiendo lo que en principio estaba unido, nos perdemos en el desconcierto y debemos aprender a resistir en tal situación. Es obligatorio dar un paso al lado y poner distancia en relación con lo que está pasando con el pensamiento artístico en nuestra Universidad. (Incluyamos también en esta tónica el proyecto MEMORIA, RÍO Y PESCA de los docentes Diego Escobar, Ayda Nidia Ocampo y Sor María Bejarano. ¿Memoria? Personalmente creo que más parece un olvido, una resaca, una laguna, destilación de los recuerdos).

Como público y como protagonista afirmo lo que digo no para descalificar sino para diferenciarme. Conozco personalmente los artistas mencionados aquí y puedo dar fe de su calidad humana, sin embargo pienso. Uno de nuestros propósitos fundamentales en LA FIRMA es generar diálogo y des-dialogo como estrategia re-enegetizadora del arte en la ciudad. Por otro lado, soy yo, uno de sus integrantes, quien de manera arto subjetiva ensaya estas líneas arriesgando el silencio en pos de la composición posible. Qué tan positivo y qué tan negativo pueda ser mi ideal debe examinarse con posterioridad y poco a poco. Espero sencillamente que los símbolos arriesgadamente propuestos en estos ejercicios hermenéutico-experimentales de la obra de arte viabilicen el flujo de lo potencial.

lunes, 14 de julio de 2008

ATENDER LA VISITA



LOS HIJOS DEL BOSCO

Fotoinstalación de Diego Alexander Escobar Correa


El simbolismo puntual en la fotoinstalación LOS HIJOS DEL BOSCO del artista Diego Alexander Escobar es lo primero en frenar mi natural modo de meterme en las imaginarias intenciones del creador, y razonablemente en este paraje me detengo para exprimir la metáfora que hayo en dicha situación.

Adentro, en la obra, debe haber algo y alguien. El propósito evidente en los elementos usados es para mí el inicio de la evasión. La nada que habita entre los dispositivos posee aroma primaveral. Es hora de retornar y comenzar la danza.

Los aparatos dificultan el ingreso seguramente porque no se busca profundizar demasiado sino sencillamente “atender la visita”. En esta casa todo es mueble, no hay nada, o no importa lo que yace más allá. Pura superficie, evidencia sin horizonte. Me siento y soy agasajado, esta es la cultura al interior, disfrute, hedonismo.

Recuerdo imágenes del goce y viene a mí un poema repetido. He encontrado el sitio al cual afiliarme. Estamos ebrios, es la contraparte de la seriedad. ¿Regresar por qué? Porque la vida sigue, porque solo hay vida, esta vida nada más. Secularidad.

Hay que admitir la efectividad, se trata de una forma de ser, un conjunto de la sociedad. No hay ansias de totalidad, solo de aprovechar lo dado y lo posible a partir de lo primero. No siempre ha sido bueno pero en esencia se ha fundado el evento delicioso, la redondez, lo carnoso.

Diego Escobar permanece en LOS HIJOS DEL BOSCO como autor y protagonista. La puerta está abierta y el manjar servido. Luego de asociarme pierdo mi identidad y reconozco la fruición, otra manera de seguir perpetrando el roce en el límite. Me parece interesante que la diferencia aristócrata sea la que ejecute esta travesía. Lo estamos logrando en primera instancia. Queda por ver como se sigue generando la discrepancia una vez superado el existencialismo básico.

miércoles, 9 de julio de 2008

EL ATAJO



EXPOSICIÓN DE GRADO DE DIEGO NOREÑA

Rayas arañando la materia me traen la imagen del soldador. Me he perdido, me he alejado, estoy en un sitio extraño pero evidentemente crucé el espejo. No veo la obra desde afuera. El taller de metales resuena, las pinturas de Diego Noreña me recuerdan texturas tímbricas del denso espacio forjado por el fuego. Detalles intentan puntear iniciando el vértigo, caemos, caemos, no paramos de precipitarnos, pesadilla.

Abajo hay otro artista pensando en asuntos menores sin embargo, contento por la confirmación que esos cuadros le proporcionan. ¿Infantiles? ¿Ingenuos? La escuela se refleja y personalmente me distancio. Recupero la estructura aunque luego percibo la transcripción: calles vacías. El texto me informa sobre el papel del color. Vuelvo y miro y estoy aún más perdido. Urbe de tonos arreglada en la interioridad del compromiso.

Estas pinturas no son sólo pinturas y por eso la sensación de permanecer ante algo más. La labor exterior es la de mínima importancia en este caso puesto que el interior ha tocado la superficie y no fue fácil. Alguien ha sido salvado hoy gracias a esto, un niño y su pasado. En el colegio le han de estar aguardando aún. En poco tiempo puede volver a lo que había dejado atrás: la vía que atraviesa el camino, el atajo.

Las palabras poseen matiz y me cuestiono. Corredera y pensamiento, niño afuera, hombre adentro. Ese algo más son ambos, padre e hijo. La nube se corre para dar cabida a la imagen. El pequeño de la mano del adulto. Quizás sea imposible pero el arte lo permite, paso imaginario.

Crío, adulto y atajo son los tres elementos que conforman mi viaje psíquico por la obra de Diego Noreña. Entre ellos veo la ayuda tendida, el amor parental, la corriente muerta y revivida.

domingo, 6 de julio de 2008

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA



DIBUJOS TRANSCÉNTRICOS
Exposición de grado de James Delgado


El espacio. La luz. Entro y me siento simulacro transparente unido a claras nadas interpenetradas. La plaza es un lugar en que las luminarias vuelven sobre sí mismas desbordadas por el ingreso del sujeto con su maniobra cristalina. El encuentro es autista y sin embargo la iluminación de la quimera nos atraviesa.

La ventaja de este tipo de montajes es que golpean con el impacto de la brisa y de repente uno percibe la libertad que las colinas traen. Sumiso en el horizonte sueño mientras duermo acechado por la vigilia. La imagen es un cuadro antiguo que se dibuja en la memoria. Entre el perceptor y lo percibido se instala la mentira, pero no aquella que aborrecemos, sino la juguetona, la linda, la que todos queremos escuchar.

James Delgado (yo) se rebosa en el vacío y permite la ficción, un momento de olvido vacante, desprendido, desgarrado, difunto. Sollozamos porque se nos impone, antes y después, la arbitrariedad del salto al desocupe, entelequia del ensueño en un área irradiada. Ingreso y me descubro tornando a lo mismo, a lo de siempre, la alianza entre diáfanas ofuscaciones. La parte donde termino está repleta de brillos regresando al origen y saliendo del encierro a través de un límpido ardid. Es pura apariencia, hipnosis, letargo deleznable, calcomanía, tatuaje arrepentido.

Ausencia de inexistencia, carencia de falta, juego de palabas, espíritu, negación, golpe bajo, muerte, fantasma implacable, sombra, bruma, recuerdo, alucinación, contradicción imaginaria, enredo del pensamiento tratando de mostrar simultáneamente las dos caras de la moneda, juego tenso en que se promete al espectador lo imposible y para complacerlo se le engaña. Creemos por un tiempo indeterminado y luego regresamos por más.

Nadie entiende bien porqué revolvemos todo, quizás seamos comandados por una lógica digestiva: entra por la boca y desemboca. El alma no permanece quieta (o nosotros). Pobre pensamiento, debe pararse y bailar, intercambiar pies, mecerse. ¿Pero, por qué pobre?

jueves, 3 de julio de 2008

¡CLARO QUE ERES LIBRE!



GESTOS, LENGUAJES Y FORMAS
Trabajo de Grado de Lorena Aguirre


Estoy enfrente de la obra de Lorena con la necesidad de comprender. Lo negro es muy intenso, como sombras y muerte. La oscuridad en bloque sobre resortes plantea la fragilidad de lo siniestro. No se trata solo de mujeres, es igualmente el encuentro de pesos espirituales, reunión de brujas, feminismo.

Si me acerco para escuchar mejor el parloteo entiendo la calidad sustancial de la mujer, su luto, su sensualidad, su sacrificio, su rabia. La penumbra señala el interior de lo que en las señoras y señoritas se ha quedado vacío y seco puesto que parece no haber razones para justificar el pasado, ¿excepto el amor? ¿Es un despecho? Las damas han quedado quemadas por el rayo de su feminidad y ahora solo tienen ese árbol áspero para aferrarse. Es la escena pos-apocalíptica lustrada aún en la rémora del tic femenino.

La chispa poderosa ha devorado el bosque y los restos son nuestros nuevos dioses. Bebemos las cenizas en el sacrificio de la sobrevivencia y seguramente miramos estéticamente para evadir la ética que nos asesinó. Lo que iba a ser, fue. El movimiento fallecido, las momias, los sepulcros, la piel petrificada. No hay esperanza.

No obstante se sigue, como si el misterio tomara los hilos y el resultado es este: esculturas negras que son prendas de mujer, placer solitario. ¿Qué ha fallecido? Lloramos sin lágrimas sobre las ruinas amando lo que puede aún repetir su espasmo. El punto placentero ha sido abandonado como una flor en el campo, yace allí pero ya no tiene fe, simplemente es.

Goce y expiración, dos aspectos femeninos que se relacionan y me permiten dilucidar mi propio sentido. La artista decide sostenerse entre su piel y su vestido y descubre allí, lo único que puede: su sexualidad. De alguna manera como hombre me aterro y debo resistir, ya lo he venido sabiendo: la mujer contemporánea requiere para serlo exorcizar su pasado rol sexual, sin embargo, debe superar dicho momento puesto que al otro lado requerimos re-comenzar. Por ahora, yacemos justo en este lugar donde lo femenino enfrenta la mayor purga de su historia. Por mi parte entro loco y me despido cuerdo y trato con todo mi ser de soportar la otra mitad del sol. Estoy aquí comprendiéndote mujer, claro que eres libre.

ESPECTRO SOLITARIO



EXPOSICIÓN MEMORIA, RÍO Y PESCA



Memoria, río y pesca. Sor María Bejarano, Diego Alexander Escobar y Ayda Nidia Ocampo, profesores que enseñan en el programa de Artes Plásticas. Exposición en la Pinacoteca de Bellas Artes. Fotografía, textos y un sonido. Recorrido, tránsito, asombro. ¿Sin duda? ¿Sin temblor ni tremor?

Seguridad y de nuevo uno se pregunta, ¿de a dónde lo sacan? ¿O se trata del montaje? Hasta los espectadores empiezan a dudar en ingresar si no ven acoplamientos impecables. Pero bueno, entremos. Me inscribo y encuentro recuerdos que llenan, entiendo el alma y su sutileza observadora, la distancia, quizás desde una carreta.

Pasamos pues y mostramos las figuras, colocamos el eco, lugar inhabitado, interesante, puro, laminita. Juntos, unidos cruzando el tiempo, míralos allá, recuerdos de alianza, de infancia, el fantasma de la niñez, el retrato grotesco de lo que se estanca. Efigie medio bella medio destruida, conflicto del pasado con el presente, lucha sin futuro.

El ambiente es limpio y el recuerdo escabroso, estética popular devenida a través de sí exaltada por su inconsciencia, invocación del otro, del diferente, de la discrepancia radical. Espectro solitario buscando su victimario instintivamente digno y lavado.

Al otro lado la obra avanza automáticamente y romperá la pared, sin duda. El muro empezará a tarjarse y uno y otro avanzarán. Es mejor entonces ir y no esperar y si se vuelve evitar el olvido. Digo entonces que ingreso, no miro, siento el rumor del río desbordado, desmarcado, remecido.