A propósito del 7 Festival Internacional de la Imagen Manizales-Colombia
Por James Delgado
El 7 Festival Internacional de la Imagen que acaba de culminar nos lanza definitivamente al nacimiento del siglo XXI. Ya no es posible seguir atados a los conceptos ingenuamente posmodernos y posestructuralistas, dado que el conjunto de fenómenos que conforma nuestra conciencia actual emerge resistentemente anti-analítico.
La primera cualidad posimbólica (por tomar palabras de Rejane Cantoni) de nuevo cuño, viene a ser el rompimiento del diálogo en pro de lo tecnológico, es decir, ya no hay crítica factible y se hace absolutamente necesario pasar por experto. La antigua actitud humana del “no te entiendo” es desplazada por “la pregunta”, a la cual, por supuesto, puede o no responderse. En consecuencia, a pesar de que comprender se torna imposible, el espíritu humano es obligado a repetirse a sí mismo para no sentirse solo. Abultamiento del imaginario, entendido este en la lógica de Armando Silva, tumor simbólico, imaginación cancerosa, R.I.
Así las cosas, la propuesta “háptica” de Juan Reyes da luces sobre el nuevo horizonte que se abre, algo así como el estado gaseoso de Adrián Cangi, en otras palabras, la conciencia desvaneciéndose voluntariamente gracias a procesos complejísimos de cálculo, al parecer, para aparecer en ese territorio que damos en llamar siglo XXI, por lo menos en sus inicios, en palabras de Cangi «un mínimo de sujeto y un máximo de dispositivo». Y en la insondable continuidad del espacio y el tiempo que Reyes propone pos-digitalmente, nos encontramos accidentalmente en la media torta de Chipre con Pablo Colapinto, quien atravesó nuestras cabezas con las ideas de “gradación de la información” y “computación cuántica”, ¡ah! ¿qué tal? Como vengo diciendo, definitivamente el “pogo” del festival te mete porque te mete o te saca.
Por ejemplo, Gonzalo Bifarella acentúa el sonido más allá de mero acompañante de la imagen hasta el punto que la relación se invierte, y para redondear, propone obras autogenerativas a partir del sonido. Es obvio que ante esto, la luz del siglo XX se apaga más y más, dejándonos a la mayoría en el umbral del nuevo sentido, o mejor, del anhelado pos-sentido de lo que he dado en llamar hace un par de años “posmodernidad temprana”. En realidad ¡AUDIOVISIONAMOS! advierte Bifarella, y Reyes insiste en su “háptica” (idea que Cantoni celebra).
Por otro lado, Carmen Gil proyecta la actitud de “nada de esto es nuevo”, ¡pero vamos! como dicen los españoles, si la historia del video-arte se apoya fuertemente en la estética psicodélica, pues saca tus conclusiones, que para nadie debe sonar extraño el “excepcional” aire con que los ponentes del festival nos encantaron en plena sobriedad, y es que irreversiblemente, como usuarios, ya no somos diferentes de los dispositivos; “Lugares alternos y audiencias alteradas” plantea Nina Czegledy.
Entonces, la recién antigua pregunta por el espectador se resiste a desaparecer muy a pesar de los bostezos que puede causar y por eso alguien tiene que caer espontáneamente en el centro del flamante siglo XXI (alma de la fiesta), no importa que se trate de un juego emocional prediseñado, como lo exponía Aki Jarvinen, o un documental social en primicia a lo Antoni Muntadas, puesto que es nuestro cuerpo el que se apuesta, lo sabe bien Eduardo Kac. Es sin duda el Gran Cocktaile. Dame un poco más, para todos hay, ¡salud! siglo XXI.
Para terminar, no sin antes aclarar que este último desvío conceptual lo derivo sugerentemente de comentarios de Jorge La Ferla, pareciera que las últimas investigaciones sobre la percepción pueden cerrar el emocionantísimo círculo que abre este nuevo centenario, y nosotros debiéramos aligerarnos en nuestras sillas, limpios de lo último que creíamos, no obstante enamorados de lo que aún queda por decir, porque en principio todo es duro así nos aferremos al recuerdo de lo blandito.
El 7 Festival Internacional de la Imagen en Manizales pasa, y su resonancia es cada vez más amplia, Felipe Cesar Londoño, su director, se consolida frente a nuestras narices con la misma luz de esas despampanantes personalidades que su increíble gestión trae, y porqué no, sin envidias y con humildad, es factible que esa luz (transpersonal) pueda ser captada por todo aquello que le rodee. Y ya sé, ya sé que exageré, igual que el chip que habita hace más de 10 años en el cuerpo de Kac, entre muchas otras cosas.
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1 comentario:
Bueno, ¿qué pasa aquí? ¿Cómo va a ser la cosa pues? Lo primero es que estemos bien conectados a través de este blog. Hay que usarlo y no dejar que se enfrie. Mi experiencia me dice que se debe partir de un activismo sistemático y ordenado. Dejemos el miedo, y colguemos aquí de todo. No empecemos a disculparnos.
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